¿Quien puede resistirse a una taza de cafe con un pedazo de semita? A los Salvadoreños nos gusta el pan, el dulce mucho mas. Ya sea la semita, las tradicionales viejitas, los salpores, los pichardines y cualquier otra variedad nunca faltan con el cafecito de media tarde.


En una reunión familiar o entre amigos ya es un ritual que se prepare un café bien caliente y se lleve a la mesa esa variedad de rico pan que tanto endulza el paladar.
Ya sea rellenos con miel de panela, con jaleas, de frutas e incluso con carne son parte de nuestro día a día.

Con nombres tan sugerentes como "novias", "peperechas", "honradas", "pichardines" o "santanecas", no hay salvadoreño que no tenga siempre en su casa su canastita de pan para la tarde.

Cada quien tiene su favorito; los hay en diferentes tamaños y figuras. La semita alta o baja, los salpores de almidón o de arroz y hasta los de dieta siempre acompañarán nuestra tertulia de la tarde, sin faltar por supuesto una exquisita taza de café.




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